jueves, mayo 12, 2005

REGATA.

Concierto de emociones,
carrera de botes,
orquesta sinfónica de voces,
donde unos piantados, con gestos desorbitados,
ejecutan instrumentos apasionados,
moviendo brazos como un motor diesel, vibrando,
abriendo la boca como dinosaurios.
Asì son los remeros queriendo ganar en los lagos.

Especìmenes humanos, que en cada remada
dejan su alma en el agua.
Agua podrida, que es bendita,
porque es la aristocràtica alfombra roja,
o un edén patagònico por donde el bote transita,
este enjambre de seres tranquilos, tras un mismo objetivo,
hacer del remo un idilio, y magnos amigos
que por el esfuerzo en solitario o compartido,
no se asemejan a ningún partido de equipos,
tal vez la nataciòn, el ciclismo, el atletismo,
deportes superlativos.

Gabriel Alto Caldirola